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CÉLULAS TRONCALES MESENQUIMALES PARA LA PREVENCIÓN DEL COVID-19

Como casi cualquier enfermedad gripal, los pacientes más susceptibles de desarrollar el COVID-19 son personas mayores de 60 años con antecedentes de padecimientos como hipertensión, diabetes, cáncer o pacientes inmunodeprimidos. Sin embargo, la manera en la que el cuerpo se defiende de ella depende mucho del estado general de salud en el que se encuentre.

Uno de los mecanismos por los cuales el virus daña los pulmones de los pacientes que lo contraen, es su capacidad para estimular moléculas pro-inflamatorias como IL-2, IL-6, IL-7, GSCF, IP10, MCP1, MIP1A o TNFα. La llamada “tormenta de citocinas” conlleva a una inflamación crónica y edema pulmonar, lo cual provoca insuficiencia respiratoria y si esta se agrava, puede llevar a la muerte.

Hasta el momento, no existe un tratamiento efectivo para erradicar el COVID-19. Los pacientes han sido tratados con glucocorticoides y antiinflamatorios, sin mucho éxito. En China, se aprobó el uso de hasta 150 millones de células troncales mesenquimales (CTM) distribuidos en tres dosis en algunos casos graves de COVID-19. La aplicación de células troncales mesenquimales (CTM) resultó en la mejoría de todos los pacientes trasplantados. A pesar de que se requieren más estudios, estos resultados indican que el tratamiento con CTM puede ser uno de los más efectivos para combatir al COVID-19.

Las Células madre humanas son células con una capacidad inmunomoduladora ya reconocida en distintos reportes científicos alrededor del mundo. Se ha demostrado su efectividad sobre todo en enfermedades inflamatorias o del sistema inmunológico. Tal es el muy conocido caso de su uso contra la enfermedad injerto contra huésped (GvHD), en el cual se administran células troncales mesenquimales (CTM) para prevenir y disminuir la acción inflamatoria producida por el trasplante de un órgano.

A través de sus funciones ya conocidas, disminuyen la cascada de moléculas pro-inflamatorias y estimulan al propio sistema inmunológico a producir células y moléculas anti-inflamatorias, esto disminuye la inflamación dañina. Además, ayudan al cuerpo a recuperarse de manera natural, ya que secretan factores de crecimiento y angiogénicos que permiten la regeneración del tejido dañado.

A pesar de que ya se encuentra descrito el sector de la población vulnerable al COVID-19, igual que en cualquier otra enfermedad, una de las formas en las que una población hace frente es la inmunidad colectiva. Si los pacientes sanos que contraigan la enfermedad tienen una capacidad mayor para detenerla, menor es el riesgo de trasmisión. Esto debido a que el cuerpo podrá contrarrestar la infección de una manera más efectiva y rápida. Por otra parte, podrán dejar al sistema de salud libre para que se enfoquen en las personas que realmente lo necesitan.

Se conoce que el tratamiento con células troncales mesenquimales (CTM) al tener un efecto inmunomodulador y poseer la capacidad de modificar el ambiente celular, ayuda a preparar al cuerpo para el estrés que continuamente se recibe del medio ambiente, así como para hacer frente a alguna infección. Por ello, se recomienda este tratamiento como una forma de prevención, tanto para los pacientes vulnerables como para la población en general.

Sin embargo, es necesario aclarar que no cualquier célula funciona. En los pacientes tratados en China, las células troncales mesenquimales (CTM) fueron cultivadas bajo los criterios de buenas prácticas de manufactura (GMP) y con un riguroso control de calidad. Es importante que el tratamiento regenerativo provenga de un Banco de Células Troncales que pueda comprobar la pureza, identidad y viabilidad celular para asegurar el éxito del tratamiento.

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